Docente: Claudia Rayo

Docente: Claudia Rayo

domingo, 28 de septiembre de 2014

LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN


LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN
 
 
Los signos de puntuación son signos ortográficos que indican la producción de una pausa en la oración, o bien para indicar el modo en que la misma debe ser entendida, como cuando usamos los signos interrogativos, los cuales nos señalan que dicha oración es una pregunta. En la ortografía del español, los signos de puntuación más utilizados son: el punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos, los signos de interrogación y admiración.
Los signos de puntuación tienen una función importantísima porque ayudan todo lo redactado pueda ser leído y comprendido de una forma fluida y clara.
Leamos el siguiente ejemplo:
Juan comprará sillas un armario mesas un lavarropas irá a la cancha cuando terminé esos quehaceres.
Ahora, la misma oración, utilizando la coma y el punto seguido:
Juan comprará sillas , un armario, mesas ,un lavarropas. Irá al parque cuando terminé esos quehaceres.
Gracias a las comas (,) y puntos (.) utilizados en el ejemplo, la oración queda mejor estructurada y rápidamente comprendemos todas las acciones que el sujeto ( es decir, Juan) realizó.

El punto

El punto es un signo en forma circular (.) usado con la función de señalar el final de una oración. Mediante el uso de este signo ortográfico, las oraciones pueden ser leídas en forma ordenada.
Con ayuda de los puntos, la lectura del texto es más fácil porque la información se encuentra dividida en varias partes.
Los puntos pueden ser de dos tipos: los puntos y seguidos, punto aparte y los puntos finales.
El punto y seguido señala el final de un enunciado dentro de un mismo párrafo.
El punto y aparte separa las oraciones de párrafos diferentes.
El punto final se cola al final de un escrito para señalar que su terminación definitiva.
 
Ejemplo: Poco debieron las ciencias físicas en el mundo antiguo al método experimental. Prescindiendo de la astronomía...
El método racional y el método empírico en las ciencias físicas, de José de Echegaray, Wikisource.

La coma

La coma es un signo de puntuación que tiene la forma de un pequeño gancho (,) y sirve para señalar una breve pausa dentro del enunciado.
Puede llegar a separar distintas palabras u oraciones, pero siempre deben rreferirse a un mismo tema.
Ejemplo: El suelo, la bóveda y las paredes de aquellos extensos salones, obra de la naturaleza, parecían jaspeados como los mármoles más ricos, pero las vetas que los cruzaban eran de oro y de plata, y entre aquellas vetas brillantes se veían, como incrustadas, multitud de piedras preciosas de todos los colores y tamaños.
Leyendas, de Gustavo Adolfo Bécquer. Wikisource

El punto y coma

El punto y coma es un signo de puntuación que tiene un diseño combinado de una coma en la parte inferior y un punto en la parte superior (;). Este signo se utiliza para indicar en la oración una pausa más larga que la señalada por la coma, pero no tanto como la expresada por el punto y seguido.
Ejemplo: El cura no dudó; le parecía muy natural la pretensión.
Noche de bodas, de Vicente Blasco Ibáñez, Wikisource

Los dos puntos

Los dos puntos son signos de puntuación representados por dos pequeños puntos escritos uno encimo de otro (:). También tiene la función se indicar una pausa en el enunciado para llamar la atención del lector y poner énfasis en lo que sigue a dicho signo.
Ejemplo: Atrasar el reloj era inútil por dos razones tristemente conocidas: la primera, la proximidad del Cabildo, que escapaba a nuestra influencia; la segunda, el tachómetro de plata del portero, que, bien remontado, velaba fielmente bajo su almohada .
Juvenilia, de Miguel Cané. Wikisource

Los puntos suspensivos

Los puntos suspensivos son signos de puntuación utilizados para establecer una pausa especial dentro del texto y que indica un suspenso. Se escriben en forma de tres puntos consecutivos (...)
Los puntos suspensivos dan la sensación de que la oración quiere inducir a un final impreciso o incompleto.
Ejemplo: Es un hermoso día, soleado, radiante, perfecto...

Los paréntesis

Los paréntesis son signos ortográficos representados por dos líneas en forma de curva (). Tienen la función de insertar en la oración una información de carácter adicional o aclaratoria.
Ejemplo: El año de su casamiento (1985) fue el mismo que el de su hermana.

Signos de interrogación

Los signos de interrogación (¿?) son signos de puntuación que sirven para indicar que la oración que precede o sigue a dichos signos, es una pregunta.
Ejemplo: ¿Cuántos años tienes?

Singos exclamativos

Al igual que los signos interrogativos, los signos exclamativos, (¡!) también llamados “de admiración” dan un tono particular a la oración a la cual encierran porque, como bien su nombre lo afirma, le otorgan una entonación exclamativa con la intención de enfatizarla y llamar la atención del lector.
Ejemplo: ¡Qué hermoso día! 

sábado, 13 de septiembre de 2014

Estrategias para mejorar la comprensión lectora


OBSTACULOS EN LA COMUNICACION

OBSTACULOS  EN LA COMUNICACION



Podemos entender que cualquier fenómeno que dificulte, obstaculice o impida la interacción entre el emisor y el receptor durante el proceso comunicativo es un problema para lograr una conducta comunicativa eficaz y satisfactoria.
Si analizamos el proceso de comunicación, podemos deducir que estos problemas pueden tener su origen básicamente en el emisor, en el canal, en el mensaje o en el receptor.
De forma artificial y sólo con el objetivo de lograr una mejor comprensión de los problemas que se presentan en la comunicación podemos clasificarlos en dos grandes apartados: errores y barreras.

Errores

Los errores son aquellos problemas que deforman el proceso comunicativo. Podemos encontrar tres grandes tipos de problemas que generan errores:
  1. Derivados del propio mensaje, su manejo y su proceso de transmisión (dobles sentidos, gazapos, juegos verbales, incorrecciones en la construcción, mensajes incompletos o distorsionados, etc.).
  2. Humanos, personales y relacionados con la interacción (incomunicación, autocensura, supersticiones, eufemismos, patologías, etc.). Dentro de éstos, representan un importante papel los llamados errores cognitivos, es decir, aquellos pensamientos automáticos -y por lo tanto difíciles de controlar si no sabemos que existen- que nos acuden cuando escuchamos y elaboramos el mensaje que nos intenta trasmitir el otro. Entre los errores cognitivos destacamos los siguientes:
    1. Filtraje: consiste en tomar y magnificar los detalles negativos más que los positivos de una situación. Por ejemplo: cuando explicamos a un ciudadano que existe un corte de tráfico, este tiende a no valorar que se le proporciona un itinerario alternativo.
    2. Pensamiento polarizado: en ocasiones, se tiende a pensar que no existe término medio, que las cosas o son blancas o negras. En realidad, esto no es así, existiendo múltiples posibilidades entre los dos extremos.
    3. Sobregeneralización: extraer una conclusión general de un simple incidente o parte de la evidencia. Si un agente en una ocasión comete un error al informar a un ciudadano sobre la gestión de las multas de tráfico, tendemos a considerar que el Cuerpo de Policía no está preparado para esas cuestiones.
    4. Personalización: cuando la persona cree que todo lo que los demás hacen o dicen es alguna forma de reacción contra ella. Por ejemplo, cuando se piensa que otra persona ha elegido las vacaciones cuando nos interesaba a nosotros sólo por el hecho de fastidiarnos.
    5. Falacias de control: sentirse constantemente controlado por todo, a la vez que desamparado, como una víctima del destino. Este tipo de error tiene el inconveniente de no afrontar correctamente los problemas, ya que pensamos que la solución no está en nosotros mismos, sino en las circunstancias que nos rodean.
    6. Falacia de justicia: la persona está resentida porque piensa que conoce qué es la Justicia, pero los demás no están de acuerdo con ella o no están dispuestos a acatar sus normas.
    7. Culpabilidad: ocurre cuando se mantiene que los demás son los responsables de nuestros problemas o cuando tomamos el punto de vista opuesto a nosotros de todos los problemas ajenos.
    8. Razonamiento emocional: creemos que lo que sentimos tendría que ser verdadero, automáticamente. Si una cosa la sentimos como estúpida y aburrida, es que debe ser estúpida y aburrida para todos.
  3. Psicosociales: como las demandas simultáneas o contradictorias, la desinformación, la censura, etc.

Elementos de la comunicación




 

Tips para hablar en público

7 tips para hablar en público

Hablar en público es una actividad desagradable para muchos y cuanto mayor sea la importancia del evento, peor el miedo. Sin embargo, como emprendedor, deberás enfrentarte constantemente a exposiciones y presentaciones, ya sea ante tu equipo, socios, clientes o posibles inversionistas. Y debes hacerlo de la forma correcta para conectarte con tu audiencia.
Pero hablar en público en realidad no es tan difícil. No es otra cosa que conversar, y eso lo haces prácticamente todo el tiempo. El misterio desaparece una vez que se ha aprendido cómo hacerlo.
Aquí te entregamos algunas claves para convertirte en un buen orador y aprender a expresar tus ideas ante una audiencia, ya sea de diez, cien o mil personas:
 
1. Exprésate con sencillez

La gente que te escuche captará una o dos de las principales ideas que expongas. Si no puedes expresar en un par de enunciados el punto que propones comunicar, entonces tu alocución no está bien definida. Y si no sabes con previsión lo que quieres decir, mucho menos lo sabrás decir en público.
 
 2. Organízate
Sea larga o corta tu disertación, es importante ordenar los elementos de la misma. Hay que prever la introducción, los puntos principales que se van a exponer y la conclusión.

A veces, una buena forma de comenzar resulta ser la frase final. Una vez que sabes a dónde te diriges, puedes escoger el camino que más te plazca para llegar allí. Es decisivo tener un final poderoso y contundente, pues en la mayoría de los casos es lo que la gente mejor recuerda.
 
3. Sé breve
La duración de los números en los espectáculos de variedades suele ser, como máximo, de 12 a 15 minutos. Si una cuadrilla de bailarines y cantantes que ponen toda el alma en su trabajo no logran entretener al público por más tiempo, ¿qué le hace pensar que tú sí podrás? Evita los discursos demasiado largos y rolleros. 
 
4. Sé sincero
Si tratas de ser distinto a como eres (poco natural), probablemente no vas a convencer a nadie. Si no te parece graciosa una anécdota, no esperes que el público se ría con ella. Si la información que pretendes transmitir no te despierta un verdadero interés, tampoco lo despertará en los demás.
Si tomas la palabra es porque has tenido una experiencia que los oyentes desconocen; compártela con ellos. Trata de que sientan lo mismo que tú sentiste: una profunda emoción, o indiferencia; miedo, o tristeza; fastidio, o perplejidad.
La primera persona del singular (yo) puede ser un arma eficaz, pero debes ser cauto y ubicarte correctamente en el espacio, tiempo y tipo de público que te escucha.
 
5. Aduéñate de la situación
En los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo entre el público y el expositor. Sonríe, agradece a la persona que te presentó y luego espera un momento.
No empieces hasta que hayas captado la atención de todos los presentes. Cada una de esas personas comprenderá inmediatamente que el orador le está hablando a ella, y su cerebro se dispondrá a prestarle atención. Eso es precisamente lo que quieres.
Cuando el público se haya puesto atento, establece contacto visual. Escoge tres caras amigables: una a la derecha, una a la izquierda, y una al centro. Dirígete entonces a una, luego a otra, y así lograrás abarcar a todo el auditorio.
 
6. No leas, habla
Leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar directamente y con el corazón; la expresión espontánea quizá no sea tan pulida, pero definitivamente es mejor.
No es recomendable redactar discursos, pero sí lo es llevar notas para recordar lo que quieres decir, y saber en qué parte va uno. Una buena idea es hacer bullets con los puntos principales o con datos importantes que quieras dar a conocer.
 
7. Relájate
Cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos cómo respirar correctamente. Toda persona que acostumbra presentarse o actuar en público conoce la importancia de la respiración.
No inhales profunda y forzadamente, ni respires con mayor rapidez que de lo normal; te puedes hiperventilar. Para relajarte, sólo tienes que mover el diafragma suave y rítmicamente y dar inhalaciones largas y profundas.